FRASES DE LORD BYRON

La vida es demasiado corta para dedicarse al ajedrez.


sábado, 13 de noviembre de 2010

Última lamentación de Lord Byron (Gaspar Nuñez de Arce.)

(Fragmento)
 ¡Días de horrible laxitud! El cielo
transparente y azul me causa enojos,
cubre la tierra insoportable velo,
y el llanto anubla sin razón mis ojos.
Como un sepulcro el corazón de hielo
guarda de mi entusiasmo los despojos
y están en esas horas de bonanza,
mudo el deseo y  muda la esperanza.
No acierto a comprender qué afinidades
hay entre el mar y el pensamiento humano,
entre esas dos augustas majestades
conmueven la razón y el oceáno:
sólo que ruje el mar cuando batalla
y el pensamiento en sus tormentas calla.



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El mundo de la locura

Para algunos, la literatura es el descubrimiento de nuevos universos escondidos en los lugares más recónditos de la realidad y la fantasía y para otros es solamente cosa de locos.
No es cosa de locos, tal vez es cosa de la misma locura que buscando una vía para expresarse elige plasmar su existencia en la poesía, la música, la pintura....
La locura crea a los artistas, éstos son un instrumento para ella y no contrariamente, como se piensa.
Un sueño en el que todos hemos penetrado, la confusión entre lo abstracto y lo material, una voz en la soledad, el misterio de la razón.........eso es la locura.
Y si es cierto que la locura nos elige, en este momento ya ha hecho una elección más.
                                                                                                                  
                                                                                                                        Brmc.

Podría estar más sola que mi soledad.

Tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,


Podría estar más sola sin mi soledad,

no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,

sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite.
                           Emily Dickinson